jueves, 21 de noviembre de 2013

TEMA 4: LIBERALISMO Y NACIONALISMO (1815-1871)




TEMA 3: LIBERALISMO Y NACIONALISMO (1815-1871)



I.               INTRODUCCIÓN


II.             RESTAURACIÓN, LIBERALISMO Y NACIONALISMO


A.        LA EUROPA DE LA RESTAURACIÓN


B.        EL LIBERALISMO Y EL NACIONALISMO


III.          LAS REVOLUCIONES LIBERALES Y NACIONALES


A.        LAS REVOLUCIONES DE 1820


B.        LAS REVOLUCIONES DE 1830


C.        LAS REVOLUCIONES DE 1848, LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS


IV.           LA CONSOLIDACIÓN DE LOS ESTADOS-NACIONES EN EUROPA


A.      LA UNIFICACIÓN DE ITALIA


B.      LA UNIFICACIÓN DE ALEMANIA


C.      EUROPA A FINALES DEL SIGLO XIX


V.             EL REINADO DE FERNADO VII (1814-1833)


A.    EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820)


B.    EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823)


C.    LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833)


VI.           EL REINADO DE ISABEL II. LAS REGENCIAS (1833-1843)


A.      LA PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-1840)


B.      LAS REFORMAS DE LOS LIBERALES PROGRESISTAS


C.      LA REGENCIA DE ESPARTERO (1840-1843)


VII.        EL REINADO DE ISABEL II. EL LIBERALISMO MODERADO (1843-1868)


A.    LA DÉCADA MODERADA (1843-1854)


B.    EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)


C.    LA ETAPA MODERADA FINAL (1856-1868)

I.         INTRODUCCIÓN

En 1814, las potencias absolutistas derrotaron a Napoleón y restauraron la monarquía absoluta y el Antiguo Régimen en Europa.

Alguna gente se opuso a esa política reaccionaria y demandó los mismos derechos y libertades ya que habían ganado durante la Revolución Francesa. Como resultado de lo anterior, el siglo XIX, desde 1815 a 1871, estuvo caracterizado por continuas revueltas y por revoluciones liberales inspiradas en la Revolución Francesa que finalmente llevaron a cambios políticos y sociales y al triunfo de las ideas liberales en Europa.

Durante el siglo XIX Norteamérica y Sudamérica evolucionaron de modos muy diferentes. Mientras los Estados Unidos expandían sus fronteras para incluir nuevos territorios en el Oeste, las colonias españolas en América Central y del Sur consiguieron su independencia y llegaron a ser estados soberanos.

Las transformaciones culturales en el arte y la arquitectura reflejaron estos cambios políticos. Se desarrolló un nuevo estilo artístico llamado Romanticismo, que centraba su atención en la emoción, la creatividad, la libertad individual y el orgullo nacional.


II.   RESTAURACIÓN, LIBERALISMO Y NACIONALISMO


A.    LA EUROPA DE LA RESTAURACIÓN

Las potencias europeas que derrotaron a Napoleón se reunieron en el Congreso de Viena (1814-1815) con el objetivo de restaurar el absolutismo. Todos los monarcas que habían perdido el trono recuperaron sus reinos. Además, las grandes potencias –Rusia, Reino Unido, Prusia y Austria- repartieron el Imperio napoleónico entre los vencedores, y se firmó un tratado, la Santa Alianza, para ayudar militarmente a los monarcas ante cualquier amenaza de sublevación.

Parecía que las ideas de la Revolución francesa iban a desaparecer, pero a lo largo del siglo XIX hubo diversos levantamientos liberales y nacionalistas que se opusieron a la Restauración y acabaron triunfando.


B.  EL LIBERALISMO Y EL NACIONALISMO

El liberalismo es un sistema político que fundamenta la sociedad en el individuo:

·      El Estado debe garantizar los derechos y libertades individuales (como el derecho a la propiedad privada).

·      El individuo es un ciudadano. El conjunto de los ciudadanos forma la nación, y en la nación reside la soberanía, es decir, el poder. Esto es la soberanía nacional.

·      Se establece un sistema representativo. Las leyes se elaboran en una asamblea, el Parlamento, elegido por sufragio (votación).

·      Una Constitución debe regular el funcionamiento político y la división de poderes.

·      El Estado no debe intervenir en asuntos económicos.

El nacionalismo defiende el derecho de los pueblos a autogobernarse. La nación es un conjunto de individuos con unos lazos culturales propios (religión, lengua, pasado, tradiciones) y que desean vivir en común. Por esta razón sostiene que el Estado y nación coincidan, para así reagrupar en unas mismas fronteras a los miembros de una misma comunidad nacional.


III.   LAS REVOLUCIONES LIBERALES Y NACIONALES


A.      LAS REVOLUCIONES DE 1820

En 1820 hubo varios levantamientos liberales en Europa, pero la mayoría fueron vencidos por los ejércitos  absolutistas de la Santa Alianza. Sólo en Grecia triunfó una insurrección contra el Imperio de los turcos otomanos, y en 1822 Grecia se proclamó independiente.

En América, los habitantes de las colonias españolas se enfrentaron al gobierno de la metrópoli y se declararon independientes.


B. LAS REVOLUCIONES DE 1830

En 1830, otra vez, se produjeron varios levantamientos de carácter liberal que triunfaron en diversos países europeos. En esos países, la burguesía impuso un sistema político constitucional basado en el sufragio censitario: sólo podían votar aquellos que pagaban una cantidad mínima de impuestos.

Las revoluciones liberales de 1830 triunfaron en:

·      Francia, donde el monarca absoluto Luis XVIII fue substituido por un monarca constitucional, Luis Felipe de Orleáns.

·      Bélgica, que consiguió independizarse del Reino de los Países Bajos.

·      España, que pasó del absolutismo a un sistema liberal al aceptar el rey Fernando VII la Constitución de 1812.


C.  LAS REVOLUCIONES DED 1848. LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS.

En 1848 se produjeron en Europa varias revoluciones de carácter democrático. El pueblo pedía más derechos políticos, como el sufragio universal, la soberanía popular y la igualdad social.

La revolución triunfó en Francia, que dejó de ser una monarquía y se convirtió en una república social: se reconocieron los derechos de los obreros y se impuso el sufragio universal.

En el Imperio austriaco, en la Confederación Germánica y en los estados italianos hubo diversas revoluciones democráticas y nacionalistas, pero fueron reprimidas. En muchos casos triunfaron posteriormente, en la segunda mitad del siglo XIX.


IV.        LA CONSOLIDACIÓN DE LOS ESTADOS-NACIÓN EN EUROPA


En la segunda mitad del siglo XIX, en Europa se extendieron las ideas nacionalistas. En consecuencia aparecieron nuevos estados como Italia y Alemania, que lograron su unificación.


A.      LA UNIFICACIÓN DE ITALIA

Italia estaba dividida en seis estados. Sin embargo, sólo el Piamonte, con su monarca Víctor Manuel de Saboya, estaba de acuerdo con la unificación de todos los estados italianos.

En 1859, Cavour, jefe del gobierno piamontés, luchó contra Austria y se apoderó de la Lombardía. A su vez, Garibaldi dirigía un movimiento popular que derrocó a los estados del centro y del sur de Italia. De este modo, en 1861 Víctor Manuel fue proclamado rey de Italia.

En 1866, los austriacos abandonaron el Véneto y éste se unió a Italia. En 1870, los Estados Pontificios también fueron anexionados. La unificación italiana se había completado y Roma fue la capital del nuevo estado.


B.       LA UNIFICACIÓN DE ALEMANIA

Alemania estaba dividida en treinta y seis estados. El estado más importante de Alemania era Prusia. Su jefe de gobierno, el canciller Bismarck, consiguió la unificación de Alemania en 1871, después de derrotar a Austria y a Francia.

Una vez unificada Alemania se proclamó el II Reich (II Imperio) y el rey de Prusia, Guillermo I, fue coronado emperador.


C.      EUROPA A FINALES DEL SIGLO XIX

A finales del siglo XIX se mantenían, en Europa, dos problemas importantes:

·      En Europa oriental, los imperios absolutistas tenían sometidos a diversos pueblos. Los húngaros, checos y polacos deseaban independizarse del Imperio austríaco; y los servios, croatas y búlgaros querían independizarse del Imperio de los turcos otomanos.

·      En Europa occidental, la población continuaba luchando para conseguir la democracia: sufragio universal, mayores libertades y derechos sociales.


V.  EL REINADO DE FERNANDO VII (1814-1833)


A.  EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820)

Tras su regreso a España en 1814, el rey Fernando VII cerró las Cortes reunidas en Cádiz, anuló la Constitución de 1812 y restauró el absolutismo.

Los liberales organizaron diversas sublevaciones militares (pronunciamientos), pero todas ellas fracasaron, y los militares que participaron fueron ejecutados.


B.  EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823)

En 1820, un pronunciamiento dirigido por el coronel Riego logró triunfar y se inició la etapa del Trienio Liberal (1820-1823). El rey se vio obligado a jurar la Constitución de 1812, decretar una amnistía y convocar elecciones.

Pero Fernando VII pidió ayuda a la Santa Alianza europea, que envió a España un ejército llamado los Cien Mil Hijos de San Luis, dirigido por el duque de Angulema. Este ejército derrotó a los liberales españoles y restableció la monarquía absoluta de Fernando VII.


C.  LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833)

A partir de 1833, la represión contra los liberales fue brutal. Pero se hizo evidente la crisis del absolutismo y la necesidad de reformas, pues los absolutistas fueron incapaces de resolver los problemas de España:

·      La crisis económica: el Estado estaba arruinado desde la Guerra de la Independencia.

·      El conflicto dinástico: en España existía la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres. Como Fernando VII había tenido sólo hijas abolió esta ley para que su hija Isabel pudiera reinar. Muchos absolutistas (carlistas) no aceptaron el cambio y defendieron el derecho a reinar de don Carlos, hermano del rey.


VI.   EL REINADO DE ISABEL II. LAS REGENCIAS (1833-1843)


Al morir Fernando VII le sucedió su hija Isabel, que tenía tres años de edad. La reina María Cristina, madre de Isabel, fue nombrada regente, es decir, ejercía el poder en nombre de su hija. La regente buscó el apoyo de los grupos liberales.

Entre los liberales, llamados cristinos o isabelinos, había burgueses, clases populares urbanas y campesinos del centro y del sur de España.


A.  LA PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-1840)

Los sectores absolutistas no aceptaron como reina a Isabel II y apoyaron a don Carlos, hermano de Fernando VII, como pretendiente al trono. A estos se les llamó carlistas, sus objetivos eran mantener el Antiguo Régimen, la monarquía absoluta, los fueros (leyes propias de un territorio) y el predominio de la Iglesia.

Entre los carlistas había miembros de la nobleza agraria, y del clero y el campesinado del Nordeste de España.

En 1833 estalló la guerra entre isabelinos y carlistas. Las insurrecciones carlistas más importantes fueron en el País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón y Valencia.

La guerra acabó con el Convenio de Vergara (1839). Sin embargo, el carlismo existió durante todo el siglo XIX y todavía causó otras dos guerras civiles en España.


B.  LAS REFORMAS DE LOS LIBERALES PROGRESISTAS

Los liberales españoles se dividían en dos sectores: moderados, partidarios de reformas limitadas, y progresistas, partidarios de reformas más amplias.

En 1835, María Cristina dio el gobierno a los progresistas, que implantaron una monarquía constitucional:

·      Suprimieron los privilegios señoriales.

·      Pusieron a la venta las propiedades de la Iglesia y de los ayuntamientos (desamortización).

·      Desarrollaron el libre ejercicio de la industria y el comercio (librecambio), suprimieron las aduanas interiores y los gremios.

·      Elaboraron la Constitución de 1837. Reconocía la soberanía nacional, los derechos individuales y reducía las funciones del rey.




C.    LA REGENCIA DE ESPARTERO (1840-1843)

María Cristiana y los liberales moderados pararon las reformas. Los progresistas hicieron dimitir a la reina y dieron la regencia al general Espartero.

El autoritarismo de Espartero y su política librecambista, que perjudicaba a la naciente industria española, provocó su dimisión en 1843. Las Cortes proclamaron reina a Isabel II.


VII.      EL REINADO DE ISABEL II. EL LIBERALISMO MODERADO (1843-1868)


A.  LA DÉCADA MODERADA (1843-1854)

El Partido Liberal Moderado gobernó durante casi todo el reinado de Isabel II, consolidándose así un liberalismo conservador y centralista. Se impusieron:

·      El sufragio censitario (sólo votaban los más ricos).

·      La limitación de las libertades individuales y colectivas.

·      La intervención de la Corona en la política.

·      Los pronunciamientos militares para tomar el poder, que muestran la enorme influencia del ejército en la política.

La nobleza, la Iglesia y la burguesía apoyaban al régimen para frenar al carlismo y a los sectores progresistas y populares.

Se promulgó la Constitución de 1845, que estableció una soberanía compartida entre las Cortes y la monarquía. En 1851 se firmó el Concordato con la Santa Sede, que reconocía la religión católica como la propia de los españoles. También se disolvió la Milicia Nacional y se creó la Guardia Civil (1844).


B.  EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)

El pronunciamiento militar de Vicálvaro (1854), apoyado pro progresistas y moderados descontentos (grupo de la Unión Liberal) dio paso a un gobierno progresista encabezado por Espartero. Durante el Bienio Progresista (1854-1856) se realizó una nueva desamortización y se impulsó la construcción del ferrocarril.


C.  LA ETAPA MODERADA FINAL (1856-1868)

La última etapa del reinado de Isabel II (1856-1868) fue moderada. En el exterior, se impulsó el colonialismo y se sostuvo la guerra de África (Marruecos). En el interior, surgieron grupos políticos demócratas (defendían el sufragio universal masculino), y republicanos (querían suprimir la monarquía).

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