viernes, 10 de abril de 2015

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Otra de las iniciativas tomadas durante el Bienio Progresista fue preparar en 1855 un proyecto de ley sobre la enseñanza pública.

En 1857 se aprobó la ley de enseñanza pública conocida como Ley Moyano. El modelo educativo establecido por esta ley seguiría vigente en España hasta la segunda mitad del siglo XX.

Según la Ley Moyano la educación pública se organizaba en:

  • Enseñanza primaria: Era obligatoria desde los seis a los nueve años. Solo era gratuita para los que no podían pagarla. La construcción de escuelas y la contratación de profesores dependían de los municipios o de la iniciativa privada.
  • Enseñanza media: No era obligatoria. Se establecían institutos de bachillerato en todas las capitales provinciales que debían ser financiados con los presupuestos de las provincias. Se permitía la enseñanza privada en los colegios religiosos.
  • Enseñanza superior: Las universidades serían mantenidas y gestionadas directamente por el gobierno central.

A pesar de sus buenas intenciones la Ley Moyano podemos decir que fue un fracaso. Los continuos problemas financieros del estado español hicieron que la enseñanza primaria y media carecieran de recursos para construir escuelas y contratar maestros, además la mayoría de los españoles, familias campesinas, necesitaban pronto que los hijos se incorporarán a las tareas rurales como mano de obra. Así que todavía había en 1931 un millón de niños sin escolarizar.
El fracaso del modelo educativo español supuso que las tasas de analfabetismo españolas fueran de las más altas de Europa hasta finales del siglo XX. Por otro lado el fracaso en escolarizar a toda la población también supuso el fracaso a la hora de introducir en ellos las nociones de nación española y de ser ciudadanos de la misma. A causa de lo anterior el sentimiento de pertenencia a la nación española era débil entre las masas populares a finales del siglo XIX y eso explica la fuerza que adquirieron los nacionalismos catalán y vasco cuando adquirieron forma política tras el Desastre del 98.



El surgimiento del capitalismo financiero: El capitalismo fue evolucionando desde el siglo XV. En los siglos XVI, XVII y XVIII las inversiones capitalistas más provechosas eran las comerciales. El capitalismo comercial, basado en los intercambios a larga distancia (internacionales, marítimos, etc.), dejó paso, con la Revolución Industrial, al capitalismo industrial que obtenía un mayor beneficio en la producción de bienes para el consumo. A finales del siglo XIX, con la Segunda Revolución Industrial, se consolida el modelo capitalista que aún tenemos hoy: el capitalismo financiero. El capitalismo financiero obtiene los mayores beneficios invirtiendo en la bolsa de valores o realizando préstamos bancarios. La creación de un mercado mundial en esta etapa permite los movimientos de capital de una país a otro y de un continente a otro jugando con las diferencias de valor entre monedas nacionales los diferentes precios de los productos en los distintos países etc. En este modelo capitalista el empresario no necesita producir bienes ni servicios para obtener ganancias.

La era del imperialismo (o del colonialismo): Durante la segunda mitad del siglo XIX, aprovechando su superioridad económica, política y militar, los estados europeos ocuparon países de los otros continentes. Este movimiento colonialista fue complementado por una corriente imperialista que unía al dominio político la exportación de la cultura de la potencia colonial, vista como superior e identificada con la civilización, a los países dominados




Belle Époque: Esta expresión se corresponde con la sensación de fuerza y riqueza que las sociedades europeas experimentan en esa etapa gracias a los beneficios producidos por la Segunda Revolución Industrial y por la expansión colonial. El nuevo modelo de vida, cada vez más cercano al nuestro, urbano y consumista, con una mayor libertad individual veía el progreso económico y social como algo inevitable.

Paz armada (1871-1914): Este nombre se debe a que durante estos años se produjo un fuerte desarrollo de la industria bélica de las potencias europeas junto a una creciente tensión en las relaciones internacionales. Esta carrera armamentística entre las potencias europeas fue una de las causas más notorias de la Primera Guerra Mundial. Durante estos años hubo continuas tensiones entre los estados europeos causadas por la competencia por adquirir colonias y por las ideas nacionalistas. Esto hizo que los diferentes gobiernos destinaran una parte importante de su presupuesto, cada vez mayor gracias a la riqueza producida por la Segunda Revolución Industrial, a fabricar armas cada vez más eficaces y a aumentar el tamaño de sus ejércitos mediante el servicio militar obligatorio (salvo en Gran Bretaña). Esta situación llevo a la creación de varias alianzas políticas y militares entre los diferentes países europeos.





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